Día 6: Arequipa – Plaza de Armas, la momia Juanita y el mirador de Yanahuara

Día 6: Arequipa – Plaza de Armas, la momia Juanita y el mirador de Yanahuara
Amanecemos temprano en nuestro alojamiento de Arequipa, el Caminante Class. A pesar de que el día de ayer nos acostamos con síntomas iniciales de mal de altura, nos despertamos bien frescos al día siguiente. Mientras la mujer del hostal nos sirve el desayuno, le comentamos que anoche no nos encontrábamos demasiado finos y nos confirma que si vivimos a nivel del mar, no es de extrañar que ya hayamos notado un poco la altura. Y como sabe que al día siguiente nos vamos de excursión al Colca, subiendo casi 5000m durante el trayecto y pernoctando a unos 3600m (unos 1300m más de los que nos encontramos ahora), nos recomienda que compremos pastillas para el soroche (como llaman aquí al mal de altura) en la farmacia y que mañana en lugar de café, nos iniciemos con el mate de coca que nos acompañará el resto del viaje.

Monasterio de Santa Catalina

Aunque no contábamos con ello, ya que nuestra idea era visitarlo ayer por la tarde-noche, empezamos nuestro segundo día en Arequipa en el monasterio de Santa Catalina suplicando al gerente que nos deje entrar de nuevo ya que ayer nos cerraron con la visita a medias por una confusión de horarios que os contamos en detalle en nuestra entrada anterior. ¡Por suerte, nos dejaron reingresar sin ponernos pegas!

Plaza de Armas

Al terminar la visita al monasterio, ya podemos seguir con nuestros planes iniciales y nos vamos directos a la plaza de Armas, el centro neurálgico de Arequipa que aúna dos de las señas de identidad de la ciudad: el sillar blanco en sus arcos y balcones y la silueta del volcán Misti de fondo, sobre la catedral. La Catedral de Arequipa se vanagloria de tener la fachada más ancha del Perú, pero una rápida visita al templo nos indica que este dato tiene truco (tendréis que ir para saberlo). Y digo visita rápida porque con los horarios de visita que tiene es difícil entrar a la nave (gratis). Por la mañana, por ejemplo, solo tenía abierto de 8 a 10h. El museo de la catedral (de pago), en cambio, abre de lunes a sábado de 10 a 17h.

Mercado de San Camilo

Seguimos nuestro recorrido matutino hacia el mercado de San Camilo, quizás el mercado que más nos sorprende de todo Perú, pues el de Surquillo en Lima es una buena primera toma de contacto pero sin más y el de San Pedro en Cusco es quizás demasiado turístico. En cambio, en el de San Camilo predomina la clientela local y además de los jugos hechos al momento (por cierto, riquísimos), hay secciones para todo: desde los puestos más comunes de fruta, verdura, carne y pescado, hasta puestos de hierbas, brebajes y remedios varios (y por varios quiero decir que hasta tenían bebés aplaca disecados…). Además del zumo (9 soles), compramos alfajores Vildoso (una bolsa, 5 soles), hechos en Arequipa. Su tienda está bastante a las afueras y sabíamos que con el tiempo que teníamos no íbamos a poder ir, así que cuando los vimos en el mercado fuimos directos a comprar una bolsa. Se trata de un alfajor bien distinto al típico argentino, ya que estos son muy grandes y planos y con una textura diferente a la galleta. Adicionalmente, y con el recuerdo fresco de esas primeras señales de la altura de ayer, nos compramos un puñadito de hojas de coca para mascar (2 soles) de camino al Colca, un remedio miraculoso pero bien amargo que nos funcionó a la perfección en el Colca.

Museo de los Santuarios Andinos

Son las 12h y poco cuando llegamos al Museo de los Santuarios Andinos, donde se encuentra expuesta la momia Juanita o «la dama de las nieves», una niña inca sacrificada en la ladera del volcán Ampato, cuyo cuerpo se rescató del hielo en 1995. La entrada general al museo cuesta 20 soles (unos 5€), la mitad para estudiantes extranjeros. Este precio no incluye el servicio de guía (obligatorio), llevado a cabo por estudiantes de la Universidad Católica de Santa María a la cual pertenece la exposición. La siguiente visita en español empieza a las 12h30 con el visionado de un documental de unos 15-20 minutos de National Geographic sobre el hallazgo de la momia. Los incas preparaban a chicos y chicas jóvenes, normalmente de ambos sexos para mantener la dualidad natural, como la ofrenda más pura que podían dar a sus dioses. Ellos sabían que emprendían un camino hacia el sacrificio en los apus (las montañas sagradas) y es impresionante pensar cómo esta gente era capaz de realizar un itinerario tan tortuoso hacia los volcanes sin equipamiento especial y sin apenas oxígeno. El museo está dedicado a Juanita y otros niños sacrificados, además de las ofrendas a los dioses que se dejaban junto a los cuerpos. En el interior del museo, hay restos de cerámica, pero también pequeñas figuras de oro del inca mascando coca (tienen un diminuto bulto en una de las mejillas), miniaturas de alpacas y vicuñas, y mantos con tejidos de los animales míticos que representaban los tres niveles del mundo: el cóndor (el cielo), el puma (la tierra) y la serpiente (el submundo). Todo esto se ve un poco a lo rápido para nuestro gusto… Los grupos de visitantes son muy grandes y nuestro guía iba corriendo de un lado a otro, empezando la explicación sin prestar atención a si ya estábamos todos o si alguien se había perdido (y eso que se jugaba la propina casi obligada). El museo exhibe piezas imprescindibles, pero el sistema de visitas es muy mejorable. Finalmente, se llega a la última sala donde se encuentra la momia Juanita. La urna en la que reposa está congelada y los cristales de la misma, algo escarchados, lo que dificulta la visión. Sin embargo, lo que se puede vislumbrar es una momia en muy buen estado de conservación: cara, pelo, piel, manos y uñas, e incluso el color rojo de la ropa que llevaba en el momento del sacrificio. Sí que es cierto que con el tiempo del que se dispone y de la pobre visibilidad, las momias del Museo Regional de Ica se pueden observar con mucho más detalle, pero eso no le resta importancia al tesoro arqueológico que representa Juanita.

El chupe de camarones

La visita al museo dura como 1h y ya son las 13h30, hora de comer. Estando en Arequipa tenemos que probar sí o sí otra picantería. Ayer probamos La Benita de los Claustros. Hoy, nuestra primera opción era La Capitana, pero cierra los jueves. Por lo tanto, nos decantamos por una opción menos conocida, el Super Adobo arequipeño, una picantería más modesta con precios muy asequibles en sus menús del día (sirven adobo los domingos). Nosotros pasamos del menú porque había que probar otro de los platos estrella de Arequipa: el chupe de camarones. Y para que un plato de marisco sea tan recomendado en una ciudad a más de 150km del océano, tiene que estar muy rico. Como cualquier plato en cualquier picantería de la ciudad (a esta conclusión hemos llegado), el chupe de camarones viene en tamaño bol de ensalada como poco y bien cargado. Como a mí eso del marisco no me va, pedí un plato de ocopa arequipeña, a base de patata y una salsa de ají amarillo, y malaya, que yo pensaba que era un pescado y resultó ser carne de ternera. Al camarero le hizo tanta gracia mi confusión que todavía debe contarlo en todas sus comidas familiares y hasta en la cena de empresa…. Con limonada casera para beber, la cuenta nos salió por 92 soles (unos 24€).

Mirador de Yanahuara

Seguimos nuestro camino hasta el mirador de Yanahuara. Una última cuesta arriba nos lleva a los arcos de sillar del mirador, desde donde se tienen unas vistas despejadas al cono del volcán Misti. Cada uno de los arcos lleva una inscripción relacionada con la región de Arequipa y sus habitantes. «No se nace en vano al pie de un volcán» es quizás la más conocida, que evoca la fuerte identidad y el espíritu luchador de los arequipeños. En la plaza junto al mirador, además de la preciosa iglesia blanca de San Juan Bautista, hay puestos de queso helado, un dulce típico arequipeño del que nos compramos un vasito mediano por 4 soles (aproximadamente 1€). Son las 16h30 y decidimos ir andando hasta el mirador del Carmen Alto. NO recomendamos el paseo, pues discurre a lo largo de la carretera hasta casi el final, donde puede verse algo de la campiña arequipeña. Además, el mirador es de pago, pero por suerte, como estaba a punto de cerrar, el guarda hizo la vista gorda. Desde aquí se tienen vistas más amplias a los volcances de la ciudad y el entorno es más natural, pero no es un imprescindible.

Si disponéis de más tiempo en la ciudad, hay un tour de la campiña arequipeña. Toma unas 4-5h en minibus y que lleva a los miradores de Yanahuara y del Carmen Alto en el oeste de la ciudad, así como a la Mansión del Fundador y el molino de Sabandía en el sur. El precio ronda los 20-25 soles (unos 5-6€), sin contar el precio de las entradas.

Desde el mirador del Carmen Alto tardamos unos 40 minutos de regreso a la plaza de Armas, cuyo sillar refleja la luz nocturna de una forma única.

Aprovechamos que todavía queda para la hora de la cena para dar un paseo por la zona y terminamos en el Arepa Fusión, un pequeño local (apenas hay unas sillas en la barra) que regenta un venezolano exiliado de su país que tiene muchas historias por contar y unas arepas crujientes con rellenos varios y deliciosos a 6 soles la unidad (1,5€; una alimenta bien, quizás dos si tenéis mucha hambre).

Y con este bocado terminamos nuestra visita a la ciudad de Arequipa que nos ha encantado y nos ha dejado muy buen sabor de boca (nunca mejor dicho). Mañana y pasado vamos al Colca en una excursión de 2 días y una noche que os contamos en la siguiente entrada, junto a algunos consejos para prevenir el mal de altura.

En resumen:

Itinerario de 16 días en Perú

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