Cuenta la leyenda que Finn MacCool, un gigante de la mitología gaélica, tenía una disputa personal con un giagante escocés, Benandonner. Los dos gigantes se lanzaban amenazas y se retaban de un lado a otro de la costa de Irlanda y Gran Bretaña. Hasta que un día, Finn MacCool, harto de las provocaciones, decidió construir una calzada en el Canal del Norte y enfrentarse al desafío de su enemigo. Pero al llegar a Escocia, Finn constató que Benandonner era muchísimo más grande que él y huyó despavorido de vuelta a casa dejando atrás su titánica construcción.
Benandonner, al ver la calzada, resolvió ir al encuentro de Finn, pero al llegar a su casa, se encontró con la mujer de éste, Oonagh. La esposa estaba cuidando de un bebé en la cuna, que no era otro que el mismo Finn disfrazado. Benandonner, al ver el inmenso tamaño del bebé, pensó que su enemigo debía ser un gigante entre los gigantes y escapó de nuevo a Escocia destruyendo la calzada a su paso temeroso de que Finn pudiera ir en su busca.
Y de ahí las curiosas columnas hexagonales de roca basáltica que conforman una pequeña parte de la costa de Antrim al norte de Belfast, en la zona más meridional de la isla de Irlanda. A continuación, te contamos cómo fuimos a visitar esta zona repleta de magia y leyenda.
¿En transporte público, en coche propio o con un tour?
El transporte público en una zona tan rural como Irlanda del Norte es bastante deficiente. Se puede llegar a los sitios, pero termina siendo un periplo largo con infinidad de paradas y muchos cambios. En todo caso, la ruta más fácil en transporte público sería coger el tren de Belfast a Derry (sale uno cada hora) y de ahí un bus (402a) de Coleraine a la Calzada de los Gigantes. El trayecto tarda unas 2h y media en total y cuesta unas 22£ ida y vuelta (más luego la entrada de 10,50£. Muy caro y se pierde la oportunidad de seguir la carretera de la costa de Antrim, que es una maravilla natural.
Con el transporte público descartado, nuestra primera opción era alquilar un coche para conocer esta zona de la costa de Antrim por nuestra cuenta. La pega era que nuestra idea era regresar luego a Belfast para ir a Dublín, donde pasaríamos dos días, y luego volver a alquilar un coche para explorar el sur y la costa oeste de la isla. Alquilar un coche para un solo día que no íbamos a aprovechar entero nos salía bastante caro y era una ida y vuelta cansada. Si nos hubiéramos planteado una ruta diferente, pasando la noche en Derry, por ejemplo, no habríamos dudado, pero como ésta no era la idea, optamos por mirar tours.
Y rebuscando por la red, encontramos que los tours de Paddywagon, además de ser los más populares eran los que tenían mejores reseñas y la verdad que no nos arrepentimos de contratar la excursión con ellos. El conductor, que hacía las veces de guía, fue estupendo, nos reímos mucho (si domináis el inglés no perderéis detalle: os cuenta la historia de Irlanda en resumen entre broma y broma) y no fue el típico tour de ir corriendo de un lado a otro, sino que había tiempo de sobras para disfrutar de la Calzada del Gigante, además de otras paradas sobre la ruta. ¿El precio? 29€ por cabeza, que era más o menos lo mismo que nos cobraban por alquilar el coche un día con el seguro. Hay excursiones más baratas, pero nos decantamos por las buenas críticas de la compañía.
Salida y primera parada: Dark Hedges
La excursión sale cada día de la acera a la derecha del Europa Hotel, en la calle Great Victoria a las 10 de la mañana. Podéis llevar vuestros tickets impresos o en el móvil y ya estáis listos para poneros cómodos y disfrutar del paisaje hasta la primera parada del recorrido: los Dark Hedges. Se trata de un llamativo camino flanqueado a ambos lados por árboles cuyas copas entrelazan sus ramas de manera que apenas dejan pasar la luz del sol, creando un ambiente a medio camino entre la fantasía y el terror.
De hecho, no es sorprendente que el equipo de Juego de Tronos usara este lugar para recrear el Camino del Rey por el que Arya y Gendry son conducidos en su salida de Desembarco del Rey en el primer episodio de la segunda temporada. En febrero de 2017 una tormenta muy fuerte se llevó por delante algunas de las centenarias hayas del camino, por lo que ha perdido parte de su efecto «túnel», pero este fenómeno de la naturaleza sigue siendo maravilloso a pesar de ello.
Para llegar en vuestro propio coche, seguid las direcciones para Bregagh Road. Alternativamente, podéis buscar también Gracehill House, la mansión a la que lleva este pintoresco camino.
Segunda parada: el puente colgante de Carrick-a-Rede
Llegamos a la siguiente parada a las 11h45. Se trata del puente colgante de Carrick-a-Rede, un puente de cuerdas y listones de madera que se balancea a 30 metros de altura sobre el mar en la costa de Antrim.
El origen del puente se remonta a la actividad pesquera de la zona, ya que el pequeño islote al que conduce el puente era el mejor lugar para pescar salmones. Por ello, los pescadores diseñaron un puente que para nada se parece al que hay hoy en día para los turistas: quizás cruzar un puente de cuerda a la merced de los fuertes vientos de la costa norte de Irlanda no sea exactamente lo que imaginamos como un paseo tranquilo (por muy azul que sea el mar debajo), pero es que en sus orígenes el puente apenas tenía un pasamanos de cuerda y le faltaban un buen número de listones.
Si os va la adrenalina, podéis cruzar el puente previo pago de 7£. Si no estáis por la labor, podéis pasar por un lado de la caseta de entradas y recorrer el camino por la costa, un disfrute si sois lo suficientemente afortunados y encontráis un día soleado (o que, como mínimo, no llueva). En media hora más o menos llegaréis al puente.
¡A comer!
De vuelta al autobús, es hora ya de ir a comer. La excursión para en uno de los restaurantes conocidos por formar parte de la ruta de las puertas de Juego de Tronos. ¿Que qué tipo de invención es esta? Os hemos contado que una tormenta derribó algunos de los árboles de Dark Hedges. En lugar de usar los troncos como leña, el equipo de Juego de Tronos tuvo la idea de usar la madera para crear 10 puertas de pub, con diseños exclusivos basados en cada uno de los episodios de la sexta temporada y se las regaló a pubs cercanos a las localizaciones del rodaje. El pub elegido para la parada del tour de Paddywagon fue el Fullerton Arms, a medio camino entre el puente de Carrick-a-Rede y la Calzada del Gigante. La puerta: un dragón de la casa Targaryen y los caballos de los Dohtraki de Daenerys, aludiendo al episodio 6 de la sexta temporada.
El plato en el Fullerton Arms cuesta unas 9£, lo cual no es extremadamente caro, pero nosotros preferimos ahorrarnos un dinero y ya veníamos preparados con un «meal deal» (sándwich, snack y bebida) que habíamos comprado en un supermercado de Belfast por la mañana por 3£ cada uno. Nos fue de perlas porque hizo muy buen día y pudimos comer al aire libre en unas mesas de picnic justo detrás del Fullerton Arms.
La joya de la excursión: la Calzada del Gigante
Y después de reponer fuerzas nos esperaba el plato fuerte de la excursión: la Calzada del Gigante. En 10 minutos que finalmente se alargaron a 20 a causa de un atasco de ovejas cruzando la carretera (una escena que reviviríamos en nuestro periplo en coche), nos plantamos en la Calzada del Gigante. La entrada viene incluida con el precio de la excursión de Paddywagon, de lo contrario hay que pagar 10.50£ (un palo, la verdad). Desde el aparcamiento a la Calzada hay unos 15 minutos a pie a buen ritmo, cuesta abajo. Contad 20 minutos para la subida, aunque si vais justos de tiempo o limitados por una excursión, podéis coger el bus lanzadera que lleva de la Calzada al centro de visitantes en menos de cinco minutos por 1£ y aprovechar mejor el tiempo en este paraje natural.
A primera vista, la calzada nos decepciona un poco de lejos. Tampoco es tan grande en extensión y hay un montón de gente, lo cual desluce bastante las vistas.
Pero a medida que nos acercamos y vemos estas enormes columnas de piedra más de cerca, todo se vuelve mucho más mágico e impresionante. Podéis andar sobre las columnas o sentaros a observar como rompen las olas contra este paisaje de leyenda.
La explicación científica viene siendo que se trata de unas columnas de basalto surgidas a raíz de erupciones volcánicas. Pero como visitante, uno sigue marchándose de un lugar tan fascinante convencido de que en realidad, fue la obra del no tan gigante Finn MacCool.
Una foto de las ruinas del Castillo de Dunluce
De vuelta a Belfast, el bus tarda un poco menos de hora y media, pasando por Bushmills, el pueblo más protestante y unionista de Irlanda del Norte (lo reconoceréis porque absolutamente todo el pueblo está decorado con Union Jacks), más conocido por ser el pueblo con la destilería de whiskey más antigua de Irlanda. Si vais en vuestro propio coche y os interesa el tema, podéis visitar la destilería por 8£. Otros tours también la incluyen en su ruta a la Calzada del Gigante.
En el caso de nuestro tour, la única parada en el camino de regreso a Belfast es una parada-foto en el castillo de Dunluce, unas ruinas al borde de los acantilados de las que se cuentan historias de fantasmas que narran como la cocina del castillo cedió y cayó por el precipicio durante una tormenta en el siglo XVII.
¿Qué hacer de regreso a Belfast?
La excursión regresa a Belfast sobre las 18h, con lo cual muchos de los lugares que podríais visitar estarán ya cerrados. Es el momento ideal para acercaros a Victoria Square y subir a la cúpula de cristal del centro comercial, desde donde se tienen muy buenas vistas de la ciudad (a pesar de que por sus características, tampoco son nada espectacular). O podéis aprovechar que el bus os deja muy cerquita del Europa Hotel para tomar algo en el histórico pub The Crown. Para esta y más ideas, podéis consultar nuestra entrada dedicada a Belfast.
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Leyendo los detalles de su excursion me transporté al 2014 cuando hice la misma excursión. Yo recorrí todo la parte de arriba de la Calzada del Gigante y tardamos casi una hora hasta llegar a las columnas de basalto en la parte de abajo. Pero valió la pena porque la vista desde la parte de arriba del acantilado son impresionantes.
¡Sí, cierto! Hay un caminito que sube a lo alto de la Calzada, tiene que ser muy bonito. Me encantaría volver algún día que no estuviera tan masificado, porque a pesar de que eres consciente de encontrarte en un entorno mágico, se desluce un poco.
Leyendo los detalles de su excursion me transporté al 2014 cuando hice la misma excursión. Yo recorrí todo la parte de arriba de la Calzada del Gigante y tardamos casi una hora hasta llegar a las columnas de basalto en la parte de abajo. Pero valió la pena porque la vista desde la parte de arriba del acantilado son impresionantes.
¡Sí, cierto! Hay un caminito que sube a lo alto de la Calzada, tiene que ser muy bonito. Me encantaría volver algún día que no estuviera tan masificado, porque a pesar de que eres consciente de encontrarte en un entorno mágico, se desluce un poco.
Tiene muy buena pinta, se ve muy bonito