La ciudadela perdida de Machu Picchu es indudablemente la joya del Perú. Desde que fue redescubierta por Hiram Bingham en 1911, no hay viajero que consienta irse sin ver esta maravilla inca. Para mí siempre había sido un sueño y tenía tantas ganas de encontarme allí que se las contagié a Joan. Como hemos ido cogiendo altura en el viaje hasta llegar a Cuzco, Machu Picchu será uno de nuestros últimos días en el país andino. Hemos dejado la guinda del pastel para casi el final y a medida que se acerca el día me pongo hasta nerviosa.
Comprar entradas a Machu Picchu
Ver Machu Picchu con tus propios ojos no tiene precio. La entrada, el transporte hasta allí y el complejo turístico de Aguascalientes, el pueblo al pie de la montaña, sí lo tiene y no es barato.
La opción más barata para comprar entradas a Machu Picchu es a través del portal oficial del gobierno. Hasta el verano 2018 esta web era absolutamente obsoleta, como sacada de la prehistoria de internet. El pago era engorroso, se tenía que confirmar con códigos que tardaban horas en llegar o a veces ni llegaban… Mucha gente optaba por pagar un poco más y comprar las entradas en webs de agencias que hacían de intermediarias.
La buena notícia es que actualmente la página oficial se ha renovado y el método de compra se ha modernizado, de modo que ahora es el método más barato y cómodo. Aquí tenéis el enlace directo a la web oficial.
Tipos de entrada
Existen varias modalidades de entradas:
– Machu Picchu ciudadela: 152 soles en 2019 (unos 40€ al cambio actual). Nosotros las compramos por 35€ cuando el cambio estaba fantástico (luego nos arrepentimos de no haberlo comprado toooodo en ese momento). Estas entradas se venden en dos turnos: mañana (de 6 a 12h) y tarde (de 12h a 17h30). Tienen un límite que ronda las 2500 entradas diarias por turno, con un máximo de 4000 al día.
– Ciudadela + Huaynapicchu: 200 soles en 2019 (unos 54€ al cambio). Incluye la visita a la ciudadela y la subida a Huaynapicchu, la montaña que se ve detrás de las ruinas en la típica panorámica del lugar. Además, es la única ruta por la que se pueden apreciar las ruinas del Templo de la Luna, excavado en la roca de la montaña.
La subida no es apta para cardíacos, pues es muy empinada y al borde del precipicio. La perspectiva sobre la ciudadela debe ser única, pero debéis valorar si es un imprescindible para vosotros. Hay turnos de subida sobre las 7h y a las 10h, con un máximo de 200 personas en cada turno.
Estas entradas SÍ se agotan rápido y es aconsejable comprarlas con mucha antelación. Nosotros descartamos la subida porque pensamos que nos quitaría tiempo para ver la ciudadela en detalle y, además, decidimos hacer la visita por la tarde.
– Ciudadela + Machu Picchu montaña: 200 soles en 2019 (unos 54€ al cambio). Incluye la visita a la ciudadela y la subida a Machu Picchu montaña, el cerro que queda a espaldas del visitante que admira las ruinas. Se puede subir en dos turnos de 400 visitantes como máximo, a las 7h y a las 9h. El ascenso es menos exigente que en Huaynapicchu, pero más largo.
¿Mejor por la mañana o por la tarde?
Nosotros fuimos por la tarde y no sabemos cómo es Machu Picchu por la mañana. Lo que sí podemos hacer es contaros por qué nos decidimos por el turno de tarde:
– Ir por la mañana implicaba dormir en la turística y cara Aguascalientes. Nosotros preferimos quedarnos en la vecina Ollantaytambo.
– Tampoco queríamos levantarnos a las 4h o las 5h para hacer cola en el bus y encontrarnos con un tapón de gente en la entrada. En Machu Picchu la técnica de madrugar no funciona. Te levantes cuando te levantes el concepto de «ser de los primeros», no existe.
– Además, ver el amanecer en Machu Picchu no es como uno se puede imaginar. El sol sale por detrás de las montañas y no se eleva sobre ellas hasta las 10h de la mañana. O sea, lo que se ve en realidad es como el cielo se va aclarando, pero nada de los colores que asociamos con la salida del sol.
– A partir de las 15h el recinto arqueológico está más vacío. Por la mañana esto no ocurre, pues antes de que termine el primer turno, sobre las 11h30-11h45 ya dejan entrar los del segundo que empieza a las 12h.
Cómo llegar a Aguascalientes
Si la entrada a Machu Picchu ya es cara, todo lo que lo rodea también lo es. Llegar a Aguascalientes, el pueblo turístico que ha crecido a los pies de la montaña, no iba a ser menos. La opción más rápida y cómoda es en tren. PeruRail y IncaRail son las dos compañías que monopolizan la ruta y exigen precios desorbitados por los trayectos, que empiezan en unos 55$ – unos 50€ por un trayecto de menos de 2h desde Ollantaytambo, 3h desde Cuzco.Los trenes son de lujo pero, ¿qué queréis que os diga? Abusivo y, sin embargo, no existe alternativa por carretera.
La opción más económica es la ruta de la hidroeléctrica: se llega en coche y luego se siguen las vías del tren a pie durante unos 10km hasta Aguascalientes. Hay agencias que ofrecen el traslado hasta la Hidroeléctrica en Cuzco por unos 60 soles (unos 16€). De lo contrario, también es posible ir combinando colectivos: primero a Santa María, de allí a Santa Teresa y finalmente taxi a la hidroeléctrica. Todos los trayectos salen por aproximadamente 10€. Si hacéis esta ruta tendréis que contar una jornada para el camino y la visita a Machu Picchu al día siguiente. Y luego volver por la misma vía (un día adicional) o en tren (tampoco habréis ahorrado tanto).
Nosotros íbamos justísimos de días para nuestro itinerario. Después de considerarlo, desechamos la idea de la hidroeléctrica y no nos quedó otra que rascarnos los bolsillos para el tren.
Aguascalientes
El negocio para llegar a las ansiadas ruinas de la ciudadela perdida tan solo acaba de empezar en Aguascalientes. Si bien hay alojamientos asequibles en el resort en el que se ha convertido el pueblo, los precios de todo no son comparables a los que encontraréis en el resto del Perú. De hecho, los precios son tirando a la europea.
Si pagamos entre 2-3 soles por una botella de agua de 1,5-2l, aquí cuestan 12-15 soles las pequeñas. Los menús turísticos rara vez bajan de 35-40 soles. Ayer mismo comimos por 5 soles en Pisaq y los menús económicos en cualquier lugar rondan los 10 soles. Como muestra, este letrero de Aguascalientes da la bienvenida a los billetes «gringos» sin tapujos.
Nosotros optamos por alojarnos en Ollantaytambo y visitar Machu Picchu por la tarde, pero si vais a quedaros en Aguascalientes y os queréis ahorrar un dinero, traed agua con vosotros y comed en el mercado (en la planta superior sirven platos a partir de 6 soles) o en las inmediaciones del campo de fútbol, que vendría a ser la zona más residencial. Nosotros desayunamos fuerte en el mercado antes de ir a Machu Picchu por 6 soles cada uno.
¿Cómo llegar a Machu Picchu desde Aguascalientes?
Desde Aguascalientes, queda 1h30 de subida empinada a la montaña a pie o un trayecto de 9km en bus por una sinuosa carretera de montaña (tarda unos 25 minutos). ¿El precio de este último? Unos 10€ por trayecto. Otro palo más a la cartera. Si no estáis muy por la labor de caminar o vais justos de tiempo, nuestro consejo es que subáis en bus y bajéis a pie. Es mucho más fácil y rápido que subir y os ahorraréis unos eurillos.
Los billetes de bus solo se pueden adquirir en la avenida Hermanos Ayar en Aguascalientes. Los buses salen cada 10 minutos a partir de las 5h de la mañana y se forman colas larguísimas. ¡Id con tiempo porque no querréis perder ni un minuto de vuestro tiempo en Machu Picchu!
Qué ver en Machu Picchu
¿Hacen falta palabras? A mí Machu Picchu se me quedará para siempre grabado en la retina y en el corazón. Lloré cuando llegué y cuando me iba. Tras pasar la entrada al recinto arqueológico, quedan apenas unos metros hasta poder ver, finalmente, la panorámica de la ciudad inca. Si entráis al principio del turno (dejan pasar media horita antes por la tarde, a partir de las 11h30), estaréis rodeados de cientos de personas y, aún así, no le restará un ápice de magia a las vistas.
Puerta del Sol (Intipunku)
Bueno, vale, un poco de mística sí que pierde. Por ello, nosotros decidimos empezar la visita haciendo un trocito del Camino Inca al revés. No íbamos a subir a Huaynapicchu ni a Machu Picchu montaña y decidimos recorrer los 2,5km que llevan a la Puerta del Sol, la primera imagen de Machu Picchu que ven aquellos que recorren el Camino Inca. Tardamos 1h30 en subir y bajar. La pendiente es algo dura en algunos tramos, pero vale la pena todo el sudor para estas vistas.
La Casa del Guardián
Lo mejor de todo es que a la vuelta a la Casa del Guardián, ya no hay tanta aglomeración. De repente, Machu Picchu no solo son las vistas, sino que es energía pura.
En realidad, Machu Picchu tiene la misma estructura que cualquier otra ciudad inca en ruinas. Pero su redescubrimiento de la mano de Hiram Bingham en 1911 y el entorno casi imposible sobre la cresta de una montaña selvática le han dado la fama de ciudadela perdida.
A partir del momento que bajáis a recorrer las ruinas, la ruta por Machu Picchu es en un solo sentido. La salida no es por el mismo camino que la entrada y no se puede regresar a la Casa del Guardián. Las mejores vistas son desde este sector. Si queréis tomar fotos o maravillaros ante la magnitud del lugar, no os deis demasiada prisa en empezar el recorrido.
Zona agrícola
La Casa del Guardián se encuentra sobre los típicos andenes agrícolas de las ciudades incas. Así como en otros lugares, estos andenes o terrazas servían para el cultivo, pero también como elementos de contención. Los incas construían sus ciudades en lo alto de las montañas andinas para estar lo más cerca posible del dios Sol. Edificar en terrenos tan escarpados no era tarea fácil y, por ello, los andenes eran imprescindibles para evitar deslizamientos de tierra.
Os animamos a recorrer los andenes para poder ver Machu Picchu desde distintos ángulos. De paso, podréis ver las llamas que campan a sus anchas por el recinto arqueológico.
Zona urbana
Ya bajando a la zona de las ruinas de la ciudadela, entraremos por la parte urbana de las ruinas. Pasada esta zona residencial, gira la vista hacia los andenes y a la derecha verás una zona llena de rocas, algunas más pulidas que otras: se trata de la cantera de Machu Picchu.
Zona religiosa
La zona más mística de la ciudadela se despliega alrededor de la plaza Sagrada. Para llegar a ella, pasarás delante de la residencia del inca, donde se alojaba el gobernante en sus visitas a la ciudad. Se cree que el edificio tenía originalmente dos plantas y que tenía estancias específicas donde vivían las concubinas del emperador.
También pasaréis delante de un edificio similar a un torreón, que corresponde al Templo del Sol. Dispone de un ventanal que atraviesan los rayos de sol en el solsticio.
Ya en la plaza veréis el templo principal y el templo de las Tres Ventanas, con vistas al valle.
Veréis también una enorme mole de piedra, el Intihuatana. Esta roca se asemeja a un reloj de sol, pero en realidad es mucho más compleja y se cree que servía también como calendario. En definitiva, denota los profundos conocimientos astronómicos de los incas.
Zona residencial
Al final de la zona religiosa se encuentra una pequeña explanada, desde donde empieza el ascenso de Huaynapicchu para aquellos interesados en escalar la montaña.
Pero sin duda, el lugar más extraño de este sector es el templo del Cóndor. Se trata de una construcción irregular que, según dicen, recuerda a la forma del cóndor con las alas extendidas. Nosotros vimos el cóndor volar en el Colca, pero a esto le hace falta muuuucha imaginación. De todos modos, se cree que esta construcción servía para adorar al Apu Kuntu (dios Cóndor).
Salida del recinto arqueológico
Como os hemos explicado antes, la ruta por las ruinas de la ciudad perdida es de un solo sentido y ya nos acercamos al final. No os olvidéis de sellar vuestro pasaporte en una caseta antes de la salida. Sorprendentemente, es gratis, esperaba ver a alguien cobrando aquí también…
Retraso del tren
Regresamos a Aguascalientes sobre las 18h y no tenemos el tren de vuelta a Ollantaytambo hasta las 20h50. Media horita antes de la salida vamos a la estación de tren. Llega la hora y nuestro tren desaparece de las pantallas mientras que otros trenes salen anunciados con retrasos. ¿Qué ha pasado?
Nadie avisa de nada y la respuesta al preguntar es que ha habido un incidente en la vía y que pronto llegará. Hay una sola vía y cuando ocurre algo, por mínimo que sea, todo se retrasa. Pasa una hora. Dos. Aparece personal de PeruRail e IncaRail. Nos parece fatal que después de pagar billetes a precio de lujo lo único que den sea una bolsita de té con agua hirviendo para un retraso de más de 2h. Y, por supuesto, cero explicaciones ni hora aproximada de llegada.
Al final, son las 23h30 cuando finalmente abordamos el tren. Hemos intentado llamar al hotel K’uchuwasi, en el que nos alojamos en Ollantaytambo, para avisar del retraso, sin éxito. Solo tenemos llave de habitación, pero no del portal de la entrada. Esperamos que nos tengan en cuenta…
Regreso «accidentado» a Ollantaytambo
A la 1h15 llegamos a la estación de Ollantaytambo. Con todo el frío y las calles desiertas, vamos hacia el hotel con la mala sensación de que nos vamos a encontrar con la puerta cerrada. Y, evidentemente, nuestras premoniciones se cumplen. No hay timbre y es imposible que nos oigan por mucho que toquemos a la puerta. El hotel tiene una entrada al jardín y otra al edificio, ambas cerradas.
Joan ya contempla hasta trepar por el muro, pero antes de partirnos una pierna en un pueblo de los Andes de madrugada, buscamos a ver si hay algún lugar abierto desde el que podamos llamar de nuevo. Y como en cualquier lugar del mundo a estas horas, encontramos un restaurante chino abierto (un chifa, que los llaman aquí).
Le explicamos la situación al chico del restaurante y sin ningún problema llama desde su móvil una y otra vez. Perdimos la cuenta de las veces que hizo sonar el teléfono. Incluso bromea con nosotros que a las malas nos deja unas cerillas para llamar la atención con un pequeño incendio. A mí ya me hace gracia regular porque nos veo durmiendo en el suelo del restaurante.
Al final, una voz soñolienta contesta. ¡Estamos salvados! Le damos las gracias mil y una veces y en apenas 5 minutos ya estamos metidos en la cama, donde caemos rendidos después de uno de los mejores días de mi vida. Sí, después de ver Machu Picchu, aunque hubiéramos dormido en el chino, lo hubiera sido igual.
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