Días 3 y 4: Salzburgo

A las 6 de la mañana ya estamos en la estación central de Viena para abordar un tren con destino a Salzburgo. Muertos de sueño, nos vamos dos días a esta pequeña ciudad que parece sacada de un cuento. Vamos a pasar 2 días en Salzburgo: todo un acierto teniendo en cuenta que está nevando y nuestro plan principal es callejear. En estas condiciones, tener un poco de margen de tiempo es clave. A continuación os contamos cómo llegar desde Viena, dónde alojarse, qué ver y dónde comer en la ciudad.
Cómo llegar a Salzburgo desde Viena
El trayecto más rápido de Viena a Salzburgo en tren dura unas 2h20. Los billetes más baratos, comprados con antelación, salen por 19€ el trayecto en algunas franjas horarias. Los precios escalan desorbitadamente en horas punta, pudiendo llegar a los 56€ por trayecto. ¿Nuestro consejo? Sed flexibles y revisad con tiempo los horarios y precios en la página oficial de Öbb. ¡No lo dejéis para el último minuto!
Dónde alojarse
Salzburgo es pequeñito y es fácil manejarse a pie por la ciudad. Nosotros íbamos con poco presupuesto y nos alojamos en un hostal cerca de la estación, a 15 minutos andando del centro, el Yoho International Hostel. Estuvimos en una habitación compartida por 20€ por persona y noche. El precio incluía desayuno básico y bufé de ensalada por la noche. El ambiente del hostal era muy acogedor y cada noche proyectaban la película de Sonrisas y Lágrimas, filmada en Salzburgo, un evento que congregaba a los huéspedes asiáticos, mayoritariamente.
Salzburg Card
Nosotros no la compramos porque no teníamos intención de hacer muchas visitas y no nos salía a cuenta, pero la verdad es que con unas pocas visitas es fácil amortizar el costo de este pase a las principales atracciones de Salzburgo. Podéis consultar a través de los enlaces los precios y qué incluye.
Primer día
Fortaleza Hohensalzburg
Llegamos con el tren a las 8h30 de la mañana en plena nevada. Nuestro plan principal en Salzburgo es pasear y con este tiempo es difícil ver dos pasos más allá. Por ello, cambiamos de plan y vamos a visitar esta mañana la fortaleza de Hohensalzburg. Los museos en el interior del prominente castillo, que domina sobre la ciudad, nos van a permitir pasar la nevada a cubierto. ¡Esperamos que pare en algún momento!
Las entradas a la fortaleza son más baratas si se compran con antelación en la página web. También es más económico entrar antes de las 10h con el ticket early bird. Nosotros lo compramos justo antes de salir del hostal y nos salió todo incluido, con el funicular (con la nieve ni nos planteamos subir a pie), por 13,2€ por persona. El mismo ticket en ventanilla cuesta 16,3€.
En 20 minutos desde el hostal nos plantamos a la entrada del funicular, escaneamos nuestras entradas, y a las 9h30 estamos en la fortaleza. En las diferentes plantas del castillo podréis conocer la historia de la fortaleza, construida y expandida por arzobispos a lo largo de los siglos y ver las antiguas habitaciones, muchas de ellas con magníficas estufas de cerámica.
Otro museo incluido en la entrada y también ubicado en la fortaleza es la del Regimiento Rainer de Salzburgo, un museo dedicado a la paz y a la guerra, con uniformes y armas de diferentes épocas, pero mayormente de la Primera Guerra Mundial.
Otro lugar que no os podéis perder en el castillo es el Museo de la Marioneta. Son apenas dos pequeñas salas, pero están repletas de marionetas de diversas producciones. Encontraréis a Mozart y a Papageno y Papagena de su óperaLa Flauta Mágica, además de personajes históricos de Salzburgo y los Von Trapp de Sonrisas y Lágrimas, entre otros.
El recorrido también permite recorrer los patios y la capilla, así como acceder a los bastiones del castillo, que visitamos al final cuando la nieve había amainado. Aquí es donde tendréis las mejores vistas a la ciudad.
Intento fallido de subir al Kapuzinerberg
Nos hemos pasado toda la mañana en la fortaleza. Comemos sobre las 14h y parece que después el temporal de nieve nos ha dado un descanso. Como no está muy claro si mañana va a seguir nevando, aprovechamos esta ventana de «buen tiempo» para subir al Kapuzinerberg, desde donde se tienen unas vistas excelentes a la ciudad.
Cruzamos un arco que da a la calle principal y vamos colina arriba, pasando por delante de la iglesia de los Capuchinos. Cuando nos encontramos con el busto de Mozart, seguimos el camino de escaleras que pasa justo al lado. Llevamos unos 20-25 minutos andando por el bosque cuando de golpe nos giramos y vemos literalmente una cortina blanca que va cubriendo la ciudad y que viene directa hacia nosotros. Así es como empiezan las pelis de catástrofes. A medida que se acerca, el ruido que la acompaña se convierte en ensordecedor, y a ciegas pero casi corriendo deshacemos el camino bajo la nieve que ahora vuelve a caer con fuerza. El antes, el después y los supervivientes, jajaja.
Eso sí, la gente local sigue paseando como si nada aconteciera. Estarán acostumbrados.
Museo de la Navidad
Para pasar el frío y la nieve encontramos cobijo en una cafetería. Intentamos pasear también por las calles del centro y vamos entrando a tiendas con todo tipo de decoraciones navideñas.
No es sostenible y terminamos acercándonos al Weihnachstmuseum, el museo de la Navidad. La entrada vale 6€, la mitad para los niños. Abre de miércoles a domingo de 10 a 18h y tiene cerrado los meses de febrero y marzo.
Entramos pensando que el museo sería un poco cutre y no podíamos estar más equivocados. El museo exhibe las tradiciones navideñas de Austria. Una sección, por ejemplo, está dedicada a la celebración entre 1840 y 1940 con postales, cartas y calendarios de adviento. En otra sala encontramos figuras de San Nicolás, que da regalos a los niños el 6 de diciembre, y también máscaras y trajes del Krampus, una especie de diablo que castiga a los que se han portado mal, muy popular en las regiones alpinas. Otras secciones del museo muestran juguetes antiguos, cascanueces, decoraciones e infinidad de objetos que despiertan la curiosidad del visitante.
Agustinerbräu
La visita final del día bien podría ser un lugar donde comer y, sobre todo, beber en Salzburgo, pero lo incluímos como visita porque es una pasada. Se trata de la Agustinerbräu, un claustro benedictino reconvertido en cervecería a unos 20 minutos andando del centro.
Justo a la entrada hay estanterías con jarras. La consumición se paga en la caja (0,5l = 3,1€), luego coges una jarra, la refrescas en una fuente central y con el ticket te sirven la bebida. La cerveza es realmente buena y barata para ser artesanal y para los precios del país.
Hasta aquí si no te gusta la cerveza, pues bueno… Pero es que la abadía tiene múltiples salones impresionantes donde sentarse y disfrutar del ambiente. En un pasillo se suceden puestos de comida, algunos con precios exagerados y otros más modestos, así que conviene comparar. Además, se puede llevar comida del exterior, sin problema. Nosotros compramos un pretzel en uno de los puestos y también trajimos comida de fuera. Los habituales de la abadía no solamente hacen eso, sino que tienen armarios a propósito para guardar sus propias jarras.
Segundo día
Amanece nublado pero parece ser que hoy la nieve nos va a dar un respiro. Salzburgo está totalmente cubierto de un manto blanco, pero ya no nieva. Por muchos de los lugares que vamos a visitar hoy en el centro pasamos ayer pero sin poder ver nada por el temporal.
Palacio de Mirabell
Empezamos el recorrido por los jardines del palacio de Mirabell. En invierno la verdad tienen poca gracia, pero tienen unas vistas despejadas a la colina de la fortaleza de Salzburgo.
Petersfriedhof
Llegamos al río Salzach y cruzamos para ir directos al cementerio de Petersfriedhof. Está justo al lado del funicular de la fortaleza, pero ayer pasamos de largo por la nieve. Quizás un cementerio no es el lugar más acogedor, pero este es particularmente pintoresco. Las lápidas, esculturas y decoraciones en hierro forjado bien valen la pena. Con la nieve, el cementerio parecía sacado de un cuento.
Algunas de las tumbas tienen incluso su propia leyenda, como las de la familia Stumpfegger: la tumba de Sebastian y las seis esposas a las que mató de risa (en realidad, Sebastian, sus padres y 4 esposas que murieron durante partos).
En la pared vertical de la colina Monchberg se encuentran unas catacumbas cristianas del siglo XII cuyo acceso cuesta 2€. La verdad es que no son gran cosa… Lo más curioso es subir por las escaleras de piedra talladas en las entrañas de la montaña. Las vistas son bonitas, pero lo que vienen a ser las catacumbas decepcionan. En unos 20 minutos máximo ya has visto los dos niveles de catacumbas en detalle y has vuelto al cementerio. Aún así, el precio es proporcional a lo que se ve y ni recomendamos ni desaconsejamos la visita.
No os vayáis del cementerio sin descubrir su mayor secreto: una panadería tradicional que pasa prácticamente desapercibida para el viajero apresurado. Justo a la entrada del cementerio, un par de escalones bajan a este peculiar lugar. La harina todavía se muele con un molino hidráulico. Podréis ver el horno e incluso comprar pan (¡muy rico y barato!).
Abadía de Nonnberg
Saliendo del cementerio, pasamos frente a la entrada del funicular y seguimos cuesta arriba por el mismo camino por el que iríamos a la fortaleza a pie, pero nos desviamos hacia la abadía de Nonnberg. El paseo es agradable y la visita a la iglesia es gratuita. Eso sí, hay que echarle 0,5€ a una máquina para que se iluminen las pinturas románicas, muy bien preservadas, en la parte posterior del templo.
Residenzplatz y el centro histórico
Después de comer callejeamos por el centro histórico. Ayer ya nos metimos en todas las tiendas que encontramos para combatir el frío. Hoy podemos ver las fachadas y la arquitectura de la ciudad con tranquilidad.
Nuestro paseo nos lleva primero a Residenzplatz. Aquí es posible visitar los apartamentos del príncipe arzobispo, una galería de arte y acceder a las terrazas de la catedral, así como a su museo. Todo está incluido en la entrada al DomQuartier y cuesta 13€. Nosotros no lo visitamos y nos conformamos con entrar a la catedral, una visita gratuita y muy recomendable.
Seguimos nuestro recorrido y llegamos a la plaza Alter Markt. Fuera de la temporada de nieve, la plaza está decorada con una magnífica fuente dedicada a San Florián. No obstante, durante el invierno la ciudad cubre todas sus fuentes y esculturas con cubiertas de cristal para que no se dañen.
Continuamos hasta llegar ahora a Getreidegasse, una calle cuyos negocios han preservado los tradicionales letreros metálicos colgando de sus fachadas. La popularidad de la calle ha hecho que muchas multinacionales se instalaran en los locales comerciales. ¿Qué queréis que os diga? Un letrero a imitación antiguo con una M de McDonald’s no me parece muy encantador. Otras calles de la ciudad también mantienen esta costumbre con más autenticidad y, sobre todo, menos aglomeraciones.
En Getreidegasse encontraréis la casa natal de Mozart, reconvertida en museo que se puede visitar por 11€. Nosotros pasamos porque nos dijeron que no vale la pena a no ser que seas un apasionado del compositor.
La calle cuenta con numerosos callejones. Uno de ellos lleva a la Universitätsplatz, donde recomendamos echar un vistazo a la inmensa iglesia de la universidad.
Esta vez sí, senderismo con vistas en Kapuzinerberg
A media tarde nos decidimos a emprender el mismo camino que iniciamos ayer para subir al Kapuzinerberg. De nuevo, seguimos el sendero de escaleras al lado del busto de Mozart. ¡Esta vez no nos sorprende ningún muro de nieve! De hecho, nos damos cuenta que ayer cuando nos pilló la tormenta estábamos a menos de 5 minutos del mirador.
Podéis llegar hasta la cima, donde hay una torre y un restaurante, pero sin vistas, así que no vale mucho la pena.
Si no os apetece andar tanto, justo detrás del claustro de los Capuchinos (Kapuzinerkloster) hay un pequeño mirador donde las vistas también son muy bonitas. Está al principio del sendero, antes de llegar al busto de Mozart, tan solo hay que andar cuesta arriba unos 5 minutos.
Dónde comer en Salzburgo
Además de probar la cerveza del Agustinerbräu y el pan recién hecho del horno de Petersfriedhof, aquí van cuatro lugares más que probamos en Salzburgo:
– Balkan Grill Walter: en una de las travesías de Getreidegasse, bajo un arco encontraréis este diminuto lugar en el que siempre hay fila. La razón: unas salchichas que están para morirse de ricas por 3,3€.
– Stieglkeller: la cerveza Stiegl se fabrica en Salzburgo y tiene su propio bar y restaurante en Festungasse, la calle empinada por la que se sube a la fortaleza o a la abadía de Nonnberg. El restaurante tiene buenas críticas, pero nosotros solo fuimos a tomar algo y nos decepcionó. Si no vas a comer, no puedes acceder al salón y te ubican en una especie de sala apartada. La cerveza es cara: 4,5€. Ni por el sabor ni por el ambiente tiene absolutamente nada que ver con Agustinerbräu.
– Bioburgermeister: en la calle Linzer Gasse, al otro lado del río, fuera del casco histórico se encuentra este pequeño local con unas pocas mesas en el que sirven hamburguesas hechas con productos bio por entre 8 y 12€.
– Furst: a escasos pasos de Residenzplatz encontramos esta cafetería-pastelería en la que sentarse a tomar un buen café y probar alguna de sus tartas. El café es caro, como en la mayoría del país, pero las tartas estaban deliciosas y los precios y las porciones eran razonables. Aquí aprovechamos para comprar las famosas bolas de Mozart (Mozartkugel). Supuestamente las originales se crearon en esta pastelería y llevan un envoltorio azul, para distinguirse de las que venden en demás tiendas, que vienen envueltas de rojo. Cada dulce cuesta 1,4€: ¡hay que probarlos!
En resumen:
Viena y Salzburgo en 6 días
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