Día 13: Valle Sagrado – Pisac y Ollantaytambo

Día 13: Valle Sagrado – Pisac y Ollantaytambo
Hoy dejamos Cuzco para empezar nuestra ruta por el Valle Sagrado. Como vamos a regresar al mismo hostal a la vuelta, dejamos las mochilas y cogemos solo lo imprescindible. En total, vamos a pasar 3 días en el valle: hoy nos toca visitar las ruinas de Pisac y Ollantaytambo; mañana cumpliremos el sueño de visitar la ciudad perdida de los incas, Machu Picchu; y pasado, en el camino de vuelta, pararemos en salineras de Maras, Moray y Chinchero.
Hay tours organizados que recorren los mayores atractivos del Valle Sagrado (Pisac, Ollantaytambo, salineras de Maras y Moray) por apenas 25-30 soles. Después de visitarlos por libre, pensamos que es demasiado para un solo día. Si tenéis tiempo y os animáis a ir por vuestra cuenta, aquí os dejamos como lo hicimos nosotros.

Cómo llegar a Pisac

Para llegar a Pisac de forma fácil y económica, tendréis que coger un bus o colectivo desde la calle Puputi, a 15 minutos andando de la plaza de Armas en Cuzco. El billete nos costó 4 soles por persona (cerca de 1€) y el trayecto duró unos 50 minutos. El colectivo para en Pisac pueblo, para llegar a las ruinas, se puede hacer en taxi o mototaxi. Cuesta entre 25 y 30 soles, si os piden más, regatead o buscad otro conductor.

Las ruinas de Pisac

La entrada a las ruinas está incluida en el Boleto Turístico de Cuzco, que compramos el primer día en Sacsayhuamán. Las ruinas corresponden a un pueblo inca, con tres áreas bien diferenciadas: política, religiosa y civil. Nada más entrar, ya pueden verse las típicas terrazas de cultivo o andenes incas. En la parte superior de estas, se encuentra una especie de fortificación defensiva. Se pueden recorrer estas ruinas y llegar hasta la Puerta del Sol (Intipunku). Sobre la ladera de la montaña opuesta a la fortificación, veréis una especie de huecos en la pared. Se trata del cementerio inca más antiguo del Perú. Si tenéis muy buena vista (o en su defecto, una cámara con un buen zoom), incluso podéis ver cráneos deformados, como los que se ven en el Museo Regional de Ica, por ejemplo. Aquí terminan las visitas de los tours organizados, que regresan al bus para seguir un itinerario plagado de atractivos en un día. Sin embargo, las dimensiones de Pisac albergan muchos más elementos de interés. Si seguís explorando las ruinas, realizaréis un pequeño trekking. El camino es bastante estrecho y de subida, pero se puede bajar luego al pueblo de Pisac a pie sin tener que regresar a la entrada ni tomar un taxi de vuelta. Con paradas y demás nosotros tardamos 2h desde que emprendimos el sendero hasta el final. A nosotros nos resultó medianamente fácil, pero es una ruta complicada por la altura y el desnivel. Tomamos en dirección a K’alla Q’asa, un barrio de la antigua ciudad inca de Pisac en el que se pueden los cimientos de las casas y algunos torreones. Luego, pasaréis un túnel bastante angosto, pero son apenas unos metros. Tras cruzar el túnel, dejaréis atrás los barrancos de K’alla Q’asa para llegar a Intiwatana, el centro político y religioso de Pisac. Os fijaréis que las construcciones son mucho más grandes. Esto es debido a que en esta zona se encontraban edificios de gobierno, palacios y templos, entre ellos, el templo del Sol. Saliendo de Intiwatana, si os asomáis a las terrazas de cultivo a la izquierda, podréis ver el barrio de Pisaq’a, un conjunto de construcciones en forma de semicírculo. Desde aquí podéis decidir si pasar por Pisaq’a para llegar al actual pueblo de Pisac o terminar el descenso por la otra ladera de la montaña, donde sigue habiendo impresionantes terrazas agrícolas y algún que otro torreón o almacén inca. Nosotros escogimos esta segunda opción.

Mercado de Pisac

Llegados al pueblo de Pisac cabe decir que la ruta que hemos seguido se puede realizar a la inversa, subiendo a Pisaq’a y Intiwatana por este lado de la montaña. No obstante, es una ruta bastante empinada y ardua en altura. Nosotros la hemos hecho mayoritariamente de bajada e imaginamos que de subida tiene que ser muy dura. Antes de salir hacia nuestra próxima parada, damos un paseo rápido por el mercado de artesanía de Pisac. El mercado es enorme en domingo pero, en realidad, es tan turístico que dudo que tan siquiera desmonten los puestos. Nosotros fuimos un jueves y el pueblo en sí estaba desaparecido entre montones de textiles, cuadros, pulseras y collares. Si vais a comprar, tened en cuenta que es parada de la mayoría de tours al Valle Sagrado, por lo que es probable que los precios sean más elevados que en otros lugares como el mercado de San Pedro en Cuzco, por ejemplo. Y eso a pesar de que probablemente estén vendiendo la misma mercancía.

Dónde comer en Pisac

Para comer en Pisac, mejor salirse de la zona de mercado, donde los precios son acordes a la afluencia de turistas. Nosotros comimos en un restaurante lleno de locales justo en una calle saliendo del mercado. El local se llama Señor Limón y es muy modesto. Aquí comimos el menú más barato (5 soles, algo más de 1€) y el ají de gallina más espectacular que probamos en Perú.

Rumbo a Ollantaytambo

Si llegar a Pisac desde Cuzco es fácil y directo, de Pisac a Ollantaytambo hay que hacer trasbordo. Pero es suficiente con tomar un colectivo a Urubamba y de allí, cambiar a otro colectivo a Ollantaytambo. El tramo de Pisac a Urubamba nos costó 4 soles a cada uno. El de Urubamba a Ollantaytambo, más corto, 2 soles. El trayecto dura 1h40 en total.

Qué ver en Ollantaytambo

Ollantaytambo es un pueblo bucólico que preserva su autenticidad a primeras horas de la mañana cuando los tours todavía no han llegado y por la tarde cuando ya se han ido. En ese momento, sus callejuelas empedradas son un remanso de paz. Muchas calles tienen canales de agua cuyo sonido añade un punto idílico al lugar. Se considera el único pueblo todavía habitado de la época del incanato. Además de ser un pueblo precioso, Ollantaytambo cuenta con las ruinas de una antigua fortaleza inca. Aquí, Manco Inca Yupanqui resistió frente a los conquistadores españoles. La entrada está incluida en el Boleto Turístico de Cuzco. Lo primero que se observa en la entrada, situada en una plaza con un mercado, son los andenes agrícolas. Subir se hace cuesta arriba, pero las vistas desde arriba son impresionantes. De hecho, justo al frente en la montaña Pinkuylluna se pueden ver otras edificaciones que servían de colcas (graneros). También se puede distinguir un perfil rocoso que parece dibujar una cara. Los incas creían que esta caprichosa formación de la naturaleza representaba a Viracocha, el dios creador del universo. En las alturas de Ollantaytambo, podréis ver la portada monumental y sus 10 hornacinas o nichos. Otro de los atractivos de las ruinas es el conjunto monolítico del Templo del Sol, constituido por 6 enormes rocas que encajan a la perfección. Se puede recorrer la parte superior de las ruinas y bajar por las terrazas agrícolas situadas a la derecha de la entrada. No salgáis del recinto sin dar un paseo por la parte inferior. Entre otros restos arqueológicos, podréis ver el baño de la Ñusta (una fuente ceremonial) o el Templo del Agua.

Dónde alojarse en Ollantaytambo

La mayoría de los tours paran en Ollantaytambo en algún momento de la ruta por el Valle Sagrado. Sin embargo, nosotros pernoctaremos aquí hoy, tomaremos el tren a Machu Picchu temprano, y volveremos de nuevo a dormir aquí a la vuelta mañana por la noche. Para estas dos noches nos quedamos en el K’uchuwasi, ubicado en una callejuela a pocas manzanas de la pequeña plaza de Armas de Ollantaytambo. Dos noches nos salieron por 35€ la doble con baño privado. La habitación era cálida (se agradece con el frío por la noche en invierno) y el desayuno incluido estaba bastante bien. Incluso nos prepararon unos sándwiches para llevar porque salíamos muy temprano en tren a Machu Picchu. Eso sí, a la vuelta de Machu Picchu tuvimos un pequeño percance que, por suerte, se quedó en anécdota.

En resumen:

Itinerario de 16 días en Perú

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