3 días en el Parque Nacional de Peneda-Gerès

Cuando planeamos nuestra ruta por Portugal, teníamos claro que queríamos incluir algunos días de parajes naturales. Al buscar en el mapa por el norte, nos llamó la atención que hubiera un parque nacional transfronterizo entre España y Portugal y decidimos que pasaríamos los últimos días de nuestro recorrido en la zona.
Si os gustan las excursiones, hay muchísimo que ver y hacer en el parque de Peneda-Gerès. Y aunque el agua esté fría en agosto, no hay nada que nos guste más que una excursión que termina en cascada. Nuestro lema: «ni un día sin un baño».
A continuación os contamos dónde nos alojamos, algunos datos de transporte y cómo repartimos los días.
Alojamiento
Para vuestros días en el parque nacional de Peneda-Gerès, podéis ir cambiando de alojamiento a lo largo de la ruta o elegir un lugar donde hacer base. Por nuestro recorrido, nosotros nos decantamos por la segunda opción. Para ello, recomendamos la zona de Río Caldo, donde encontraréis el centro de visitantes y más servicios y restaurantes. Nosotros nos quedamos en el alojamiento Lindo Verde.
De hecho, la ubicación nos fue genial para descubrir el restaurante O Sobreiro, que nos encantó y al que fuimos dos noches consecutivas. Se trata de un local de comida típica y, aunque los precios son algo más caros que la media en Portugal, disfrutamos de un delicioso cabrito al horno para dos con vino y café por 35€.
Transporte
Imprescindible venir en coche para desplazarse de un sitio a otro y aprovechar los días. Nosotros lo alquilamos en Oporto y aprovechamos para visitar también Braga y Guimaraes. Aun así, tened en cuenta que las carreteras son de montaña, estrechas y sinuosas. Entonces, las distancias en quilómetros pueden parecer cortas, pero los tiempos entre un punto y otro pueden ser largos.
Otra cosa a tener en cuenta es el aparcamiento. Algunas cascadas o senderos tienen aparcamientos designados, aunque son limitados y se llenan pronto. Para otras, hay que aparcar en el inexistente arcén, siempre intentando no obstaculizar el tráfico. Sea como sea, es conveniente madrugar para encontrar sitio.
Día 1: ruta de cascadas
Cascada de Tahití (Fecha de Barjas)
Salimos de Braga bien temprano para llegar al cabo de 1h15 a la primera cascada del día, Fecha de Barjas. También conocida como cascada de Tahití, ya que bien podría ubicarse en el país polinésico, es una de las más bonitas del parque. Hay un pequeño aparcamiento y luego la gente suele aparcar en el arcén. Conviene ir temprano.
El acceso no es fácil, ya que hay que descender hasta la cascada. La roca puede ser resbaladiza y la caída, peligrosa. Con cuidado y sin prisas no tiene por qué haber problema.
El agua de las cascadas está fría incluso en verano, pero la temperatura exterior hace que sea apetecible remojarse, aunque sea solo un chapuzón.
Cascada de Pincaes
Nuestra siguiente cascada del día es la de Pincaes, a 8km que tardamos casi media hora en recorrer. Se ubica en el pueblo del mismo nombre, donde se puede dejar el coche. El camino está indicado y se andaran unos 20 minutos ida para llegar a la caída de agua, de altura considerable. La poza, en cambio, no es muy grande. Nosotros aprovechamos para comernos los bocadillos que llevábamos para el día y remojarnos de nuevo.
Cascada do Arado
No hay dos sin tres. Nuestra siguiente parada es otra cascada, esta vez la de Arado. Se encuentra a 15km de Pincaes y tardamos unos 40 minutos en recorrerlos. Aparcamos en una encrucijada donde empieza el sendero hasta la cascada. Está señalizado. Tardaríamos una media hora, solo ida, a llegar al mirador de la cascada. Aquí no tuvimos demasiada suerte, ya que no llevaba mucha agua. Nos bañamos y regresamos al coche.
Mirador de Pedra Bela
De camino a nuestro alojamiento en Río Caldo y por proximidad, no podíamos dejar de pasar por el mirador de Pedra Bela. Se trata del mirador más conocido del parque, desde donde se obtienen amplias vistas al parque y al río Cávado. Nosotros fuimos sobre las 17h y el sol de cara no daba para muy buenas fotos. Quizás más al atardecer se consiga mejor luminosidad.
Sao Bento
Día 2: sendero de las Siete Lagunas y monasterio de Pitoes das Júnias
Ponte da Misarela
Nuestro segundo día en el parque de Peneda-Gerès empieza en una cascada, aunque no para bañarnos. Salimos de nuestro alojamiento en Río Caldo a las 7h30 y llegamos al cabo de media hora. Ojo porque Google Maps manda a dar una vuelta para llegar a la cascada desde el otro lado del río. En realidad, hay un pequeño aparcamiento con señalizaciones de «Trilho para a Ponte da Misarela» antes de cruzar la presa.
El sendero se extiende alrededor de un quilómetro y conduce al puente de Misarela, junto al que cae la cascada del Diablo, impresionantemente caudalosa. El lugar es objeto de mitos y leyendas y fue también escenario de una cruenta batalla entre portugueses y franceses en el siglo XIX.
Trilho das Sete Lagoas
Tras esta bonita parada, continuamos hacia la población de Xertelo (24km, 40min). A la entrada del pueblo, al que los visitantes no pueden acceder en coche, hay algunas plazas de aparcamiento y el bar / chiringuito Sete Lagoas, donde aprovechamos para desayunar antes de emprender nuestra excursión.
La excursión, «trilho das Sete Lagoas», siguiendo el sendero circular, es de 12km. Se tardan unas 3h en total, más el tiempo que se quiera dedicar a las siete lagunas, recompensa de la caminata. Las vistas durante el recorrido son preciosas y se hace ameno, aunque tened en cuenta que en verano conviene llevar protector solar y puede hacer bastante calor. El recorrido es fácil y tan solo hay que ir con cuidado en las lagunas en sí.
Pitoes das Júnias: cascada y monasterio
Finalmente, regresamos al coche y nos dirigimos más al norte, a Pitoes das Júnias. Este punto del recorrido era el más alejado de nuestra base en Río Caldo. Desde Xertelo fueron 24km/40min, pero la vuelta de 60km a Río Caldo se hizo larga (1h30). Tenedlo en cuenta a la hora de incluirlo (o no) en vuestra ruta.
En Pitoes das Júnias encontramos un local abierto, la Taberna Celta. Comimos unos bocadillos de embutidos y quesos de la región que nos encantaron. Dos cervezas, dos bocadillos y un postre nos costaron 13€.
Luego, nos dirigimos a un aparcamiento a las afueras del pueblo donde empiezan dos senderos. El primero lleva a unas pasarelas de madera que desembocan en el mirador de una cascada en la lejanía. Como ya nos pasó en la cascada do Arado, esta llevaba poquísima agua en agosto.
El segundo, lleva a las ruinas de un antiguo monasterio, que resultó ser una visita breve pero bonita.
Nuestro balance de esta tarde en Pitoes das Júnias fue positivo por la Taberna Celta y el monasterio, aunque sí es cierto que fue un chasco todo el camino para ver la cascada sin agua apenas. Si vais en verano, tendréis que tenerlo en cuenta y valorar.
Día 3: Portela do Homem, espigueiros de Lindoso y Soajo
Aunque estamos exprimiendo nuestros días de naturaleza al máximo, da pena dejar atrás todos estos fabulosos paisajes. Pero que no decaiga el ánimo que nos queda todavía todo el día por delante. En el día de hoy iremos hacia el norte e incluso cruzaremos la frontera a España antes de volver a entrar al país luso.
Portela do Homem
Nuestro primer punto de interés del día es la cascada de San Miguel, ubicada a menos de 1km del paso fronterizo de Portela do Homem. De hecho, para llegar hay que aparcar el coche en la misma frontera y andar por la carretera dirección Portugal hasta llegar a un puente, desde donde se ve la cascada y se inicia el descenso. A mí me pareció medianamente complicado bajar, pero también es cierto que soy muy patosa en las bajadas.
La poza es bastante grande y es una de las cascadas concurridas del parque con lo que hicimos bien de llegar temprano. Por contra, el agua estaba especialmente fría.
Después de un baño más que refrescante, subimos al puente y desde allí empezamos un recorrido por el bosque por fragmentos de la Geira Romana, carretera que unía Braga y Astorga, y en la que todavía se conservan las piedras (hitos) que marcaban las millas del camino.
Parada en Lobios
Nuestro siguiente destino (Lindoso) está en territorio portugués, pero al estar en la frontera, nos resulta más fácil entrar a Galicia y volver a Portugal por otra vía. Aprovechamos para repostar, ya que la gasolina en España estaba 0,20 céntimos más barata por litro, y paramos a comer en un restaurante en Lobios. En este pueblo se ubican también unas aguas termales gratuitas. Nosotros no las visitamos, pero puede ser buena idea para relajarse un rato si tenéis tiempo.
Lindoso
Tras la comida, seguimos hasta Lindoso en busca de una estampa muy típica en el norte: los hórreos o espigueiros. Estas curiosas construcciones de granito son en realidad graneros elevados, que hacían funciones de almacenaje y secado de granos a la vez que los protegían de la humedad y posibles animales hambrientos.
En el paisaje abrupto que caracteriza esta zona de la geografía y frente a las ruinas del castillo medieval de Lindoso, nos ofrecieron un cuadro espectacular. Aunque habíamos visto espigueiros aislados en otros pueblos, Lindoso cuenta con 64 en la misma explanada frente al castillo, lo cual hace que sea uno de los mejores lugares para disfrutar de estas vistas.
Soajo
A Soajo fuimos por el mismo motivo: los espigueiros. De camino a Oporto, donde se termina nuestro viaje hoy mismo, tan solo supone un desvío de 10 minutos. En este pequeño pueblo, se encuentran sobre un pequeño montículo a las afueras del pueblo. Cabe mencionar que la mayoría eran comunales y se construían donde hubiera más ventilación, de ahí su posición elevada en Soajo.
Todavía contamos con unas 2 horas de margen antes de iniciar el regreso a Oporto, donde tenemos que devolver el coche al anochecer. Para terminar esta ruta por todo lo alto, ¿por qué no un último chapuzón? En Soajo se encuentra la cascada de Poço Negro, pero ya hemos visto por los coches aparcados en el camino que está bastante concurrida.
Entonces, optamos por una opción de baño mucho más tranquila: el ponte da Ladeira. A unos 100 metros de los espigueiros se inicia un camino (Vale do Moinho) que pronto empieza a descender. A un momento dado, al cabo de unos 15-20 minutos, se termina el sendero marcado, pero apenas quedan unos metros para llegar al puente y al río. Un lugar muy tranquilo que solo de verlo ya os habrá compensado el paseo.
Fin del viaje
Desde Soajo, nos queda 1h30 de conducción hasta el aeropuerto de Oporto, donde tenemos que devolver el coche de alquiler. El tramo no es muy largo y pronto cambiamos las estrechas carreteras de Peneda-Gerès por la autopista. Es nuestro último día de viaje y también cogeremos el bus de vuelta al aeropuerto de Madrid, desde donde sale nuestro vuelo a Mallorca por la mañana. Por las malas conexiones con nuestra isla, no habíamos visitado el país vecino antes, pero estos diez días intensos nos han dejado con ganas de más: ¡Portugal ha sido un puntazo!
En resumen:
ITINERARIO DE 10 DÍAS EN PORTUGAL
Viajes seguros:
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