Día 15: Valle Sagrado – Moray, salineras de Maras y Chinchero

Día 15: Valle Sagrado – Moray, salineras de Maras y Chinchero
Aunque ayer tuviéramos un regreso movidito a Ollantaytambo, esta mañana hemos amanecido como si despertáramos de un sueño. ¿Cómo si no después de haber visitado Machu Picchu? El desayuno incluido en el hotel K’uchuwasi, donde nos hemos hospedado las últimas dos noches, ha sido el más completo que hemos disfrutado en Perú. Sin embargo, todavía estamos esperando que alguien se disculpe por tenernos casi una hora tirados en la puerta del hotel de madrugada cuando regresamos de Machu Picchu, una aventura que ya os contamos al final de nuestra anterior entrada.

De nuevo hacia el Valle Sagrado

Hoy vamos a visitar los atractivos turísticos que dejamos pendientes en el Valle Sagrado: las salineras de Maras, Moray y Chinchero, antes de regresar a Cuzco. Nosotros queremos realizar las tres visitas en taxi, pero desde Ollantaytambo nos piden alrededor de 200 soles. Por ello, recogemos las maletas y nos vamos a la plaza del mercado, a escasos minutos de la plaza de Armas, desde donde salen los colectivos a Urubamba. La idea es acercarnos a las visitas en transporte público y coger taxi desde allí. En pocos minutos, cuando la furgoneta está llena, sale el colectivo hacia Urubamba y en algo menos de una hora llegamos a la terminal donde ya hicimos un cambio de colectivo para llegar de Pisac a Ollantaytambo hace dos días. El precio de este trayecto nos salió por 2 soles cada uno. Al llegar a Urubamba, preguntamos a algunos «taxis» (como ya viene siendo costumbre, no encontramos ninguno que pareciera «más oficial» que otro). El primero nos propuso las tres visitas por 150 soles o 180 soles para las visitas y el traslado a Cuzco. Nos vamos sin dejarle tiempo de rebajar el precio porque nos parece que nos quiere timar. Efectivamente al siguiente que le preguntamos nos dice que por 70 soles (unos 20€) nos lleva a todas las visitas (unas 3h30). Le preguntamos por el precio si nos lleva después a Cuzco y directamente nos dice que de Chinchero sale un colectivo que por 3 soles cada uno nos llevará y que sale más a cuenta. ¡Hemos topado con un conductor honesto!

Un mar de sal en los Andes

Unos 30 minutos de trayecto nos llevan a las salineras de Maras. El conductor para primero en lo alto de la carretera para que podamos ver las salineras desde arriba. Hasta él saca el móvil para tomar fotos. Es una imagen impresionante e inaudita. ¿Sal en las montañas? Se sabe que la fuente por la que sale el agua salada conecta con un lago subterráneo, pero se desconocen sus dimensiones. Los mismos habitantes intentaron indagar y provocaron un deslizamiento que casi bloqueó el canal. Un equipo de investigación español quiere ahora introducir un mini-submarino con cámara para descubrir los secretos que se esconden bajo tierra, pero los habitantes se niegan en rotundo. ¡No vaya a ser que vuelvan a peligrar sus piscinas de sal! Cada familia de Maras se encarga de un determinado número de piscinas que se extienden en el horizonte. La venta depende de la cooperativa del pueblo y, al no haber intermediarios, los precios son muy económicos. La entrada a las salineras también se paga a la cooperativa, que cobra 10 soles por el acceso (unos 3€). Se puede andar por un lado de las lagunas e incluso podréis ver a algunas personas trabajando en ellas.

El laboratorio agrícola de Moray

Volvemos al taxi encantados de la visita. Nuestro conductor pone rumbo ahora al pueblo de Maras, de camino a Moray. El entorno de la zona es muy rural y se nota que los pueblos apenas reciben beneficios de los visitantes que atraviesan el Valle Sagrado a diario. En unos 20 minutos nos plantamos en las ruinas incas de Moray. Se trata de las típicas terrazas incas que hemos ido viendo a lo largo del viaje por los Andes, pero dispuestas en círculos concéntricos. Algunas teorías dicen que los incas aprovecharon el cráter que dejó un meteorito para esta extraña construcción. Lo más curioso y que demuestra los profundos conocimientos científicos de los incas es que cada una de estas terrazas reproduce un microclima. La temperatura puede variar hasta 15º desde el círculo más profundo al más superficial. Los incas diseñaron estas terrazas hábilmente para poder experimentar con sus cultivos y descubrir cuáles eran las mejores condiciones para cada uno de ellos. Lo que se indagaba en Moray podía ser aplicado luego en las andenerías agrícolas a lo largo y ancho del imperio.

Entre pueblito colonial y vestigio incaico: Chinchero

De vuelta al taxi, nuestro conductor nos lleva a la última parada del itinerario que hemos acordado con él: el pueblo de Chinchero. Nos deja en una plaza y antes de despedirse nos indica donde tomar el colectivo a Cuzco. ¡Correctísimo conductor y muy amable! Apenas tardamos unos metros a darnos cuenta que el pueblo de Chinchero está lleno de cuestas. De camino al recinto arqueológico os pedirán el Boleto Turístico de Cuzco para la entrada en un puesto de control en la calle (no había una entrada como tal). Ya en la plaza de la iglesia probablemente encontréis mujeres vestidas con el traje tradicional de Chinchero vendiendo textiles. Se trata de la principal actividad del pueblo y si podéis colocar la visita al pueblo en domingo, montan un colorido mercado que, aunque no hayamos estado, pensamos que vale enormemente la pena. La mayoría de turistas para a diario en el mercado de artesanía de Pisac, pero Chinchero es como una gema escondida en el Valle Sagrado. Justamente llegamos a la iglesia colonial en las horas de mediodía cuando estaba cerrada y no pudimos entrar. Una pena porque las pinturas murales de la entrada seguro que son la antesala de un templo precioso. No obstante, tuvimos que conformarnos con recorrer las ruinas incas a los pies de la iglesia y la plaza. De camino al lugar donde salen los colectivos damos un paseo por las calles empedradas del pueblo. Aquí en Chinchero es donde hemos visto mejor los famosos toritos de Pucará, que se colocan sobre los tejados de las casas para protegerlas.

Regreso a Cuzco

Casualmente, la parada del colectivo está frente a una pollería en la que comemos un cuarto de pollo con patatas y bufé de ensalada por 8 soles cada uno (unos 2€). Pasable, pero a las 14h por lo menos alimenta. Después de comer, hay dos colectivos esperando a llenarse. Después de una discusión entre los conductores para ver quién se llevaba a los viajeros para salir primero, ponemos rumbo a Cuzco a 30km y unos 40 minutos de viaje. Como nos indicó el conductor, nos llevan por 2 soles. Llegamos a Cuzco sobre las 15h45 y aprovechamos las últimas horas de luz para pasear e impregnarnos de la arquitectura colonial de la ciudad y tomar fotos a las docenas de puertas azules y balcones de madera de las empinadas callejuelas de la ciudad. No vengáis a Cuzco solo para usarla de base para vuestras excursiones y perdeos por el centro histórico. Aunque ahora es una ciudad muy turística, sus calles están llenas de rincones y sorpresas.

Última cena en Cuzco

Cae la noche y como es nuestra última noche en Cuzco, vamos a probar un restaurante un poco más caro, pero que os recomendamos fervientemente. Se llama Morena Peruvian Kitchen y se encuentra en una calle que sale de la misma plaza de Armas. La decoración es tan brillante como su servicio. El concepto del local es servir comida típica peruana del mar, de la selva y de la sierra. Y lo hacen con un toque único que es una pasada. Pedimos causa limeña como entrante para compartir (un plato tradicional de la capital que consiste en patata batida con ají y limón rellena normalmente de pollo). De segundos pedimos un ceviche (una ración espectacular en cantidad y sabor) y chaufa de quínua. La chaufa es un plato típicamente de chifa o restaurante chino, similar al arroz frito. Aquí la sirven de quínua, vegetariana y con una mezcla de especias que ojalá pudiéramos reproducir en casa. La cuenta sale por 115 soles, unos 30€ al cambio. Si bien es caro para ser Perú, nos hemos estado portando muy bien con el presupuesto y la categoría de lo que hemos comido aquí lo vale. Nos retiramos al hostal Andean Rooftop, donde estuvimos alojados las tres primeras noches en Cuzco y donde tenemos nuestras mochilas guardadas desde que salimos a explorar el Valle Sagrado por nuestra cuenta. Esta vez, como no había disponibilidad, tenemos que compartir una habitación de 6. El precio por cama es de 5€ por noche. Mañana tenemos el vuelo de regreso a Lima, donde pasaremos nuestro último día de viaje en Perú.

En resumen:

Itinerario de 16 días en Perú

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