Día 6: Glendalough y Rock of Cashel

Día 6: Glendalough y Rock of Cashel
Sexto día en Irlanda y hoy nos toca empezar nuestra aventura de conducir por la izquierda. En los 6 días que nos quedan de nuestro itinerario por Irlanda e Irlanda del Norte, vamos a darle la vuelta al sur y al oeste de la isla de Irlanda en lo que será nuestro primer road trip juntos. Por una parte, estamos muy emocionados pero, por la otra, nos da un poco de respeto esto de conducir «al revés». Nos levantamos a las 6 de la mañana para coger el bus hacia el aeropuerto, desde donde alquilaremos el coche, y nos llevamos una grata sorpresa cuándo vemos que los del hostal nos han preparado dos sándwiches para el camino. Hay que ver qué bien nos han cuidado en el Egali Hostel, donde nos hemos alojado en nuestra estancia en Dublín (podéis reservar este u otro alojamiento en Dublín en Booking con 15€ de descuento).

Alquiler de coches en el aeropuerto

Hay varias compañías de autobuses que realizan en trayecto entre el centro de Dublín y el aeropuerto de la ciudad. Nosotros nos decantamos por Aircoach por el mero hecho de que pasaba más frecuentemente que el resto de compañías y reservamos online. Cuesta 6€ y sale cada 15 minutos desde O’connell Street. Los tickets valen para todo el día. Sin tráfico se cubre el trayecto en unos 30 minutos. Una vez en el aeropuerto, alrededor de las 7h, nos acercamos al mostrador de Sixt. Fue la compañía más barata que encontramos en el comparador de alquiler de coches Rentalcars: 34€ al día. Tras confirmar la reserva, desde la terminal cogemos un bus lanzadera a la central de la compañía. Para nuestra sorpresa nos dan un coche mucho más grande del que habíamos reservado por el mismo precio. En ese momento no sé si alegrarme o si ponerme todavía más nerviosa. A más volumen, más difícil se me antoja lo de llevarlo por el otro lado.

Primeras impresiones conduciendo por la izquierda

Me pongo al volante y salimos del aparcamiento. Primera rotonda por la izquierda, un subidón. Segunda rotonda por la izquierda, calo el coche. ¡Buen comienzo! Pero por lo menos nos basta para darnos cuenta de que la gente es muy dócil conduciendo en Irlanda. Ni te pitan ni te meten prisa y, al poco tiempo, ya va uno más tranquilo. En la autovía camino a Glendalough, no hay problema y empiezo a sentirme cómoda. La cosa cambia cuando entramos por una carretera de supuestamente dos carriles con límite a 80 en la que difícilmente pasen juntos un coche y una bicicleta. A estas alturas ya veo que lo de hacerlo todo al revés tampoco tiene mucha perdida. Lo que más me cuesta es calcular la distancia entre el coche y el borde de la carretera a mi izquierda. Cada dos por tres oigo alguna ramita darle al lado y menos mal que contratamos todo riesgo porque si no, me iba a dar algo.

Cómo llegar a Glendalough

Llegar a Glendalough desde Dublín es muy fácil. Se tarda una hora y cuarto: primero rodeando Dublín y luego por la N11 (buena carretera) y la R755 (donde empiezan las estrecheces). El peaje de la ronda de circunvalación de Dublín se paga de forma automática: te lo cobran en el Rent a Car directamente. Eso sí, es caro unos 3€ por un tramo relativamente corto de carretera.
Alternativamente, se puede llegar a Glendalough por la antigua military Road (R115). Por lo visto, es muy bonita, ya que poco después de dejar atrás Dublín el paisaje cambia drásticamente y uno se encuentra en la campiña irlandesa y las montañas de Wicklow en apenas unos minutos. Por este otro camino, podéis añadirle unos 45 minutos más al trayecto. Para que os hagáis una idea, en todo lo que no sean autopistas en Irlanda podéis calcular qué tardaréis tantos minutos como kilómetros en recorrer la distancia que os habéis propuesto.

Monasterio de Glendalough y montañas de Wicklow

Hemos salido tan temprano que llegamos a Glendalough antes de la hora de apertura del centro de visitantes. Pero no pasa nada, tanto el monasterio como el parque natural se pueden visitar a cualquier hora y son gratuitos. Lo único que no puede verse es la exposición del centro, que cuesta 6€ (si tenéis la Heritage Card la visita viene incluida: nosotros la compramos en Kilmainham Gaol en nuestro segundo día en Dublín). Pasamos por la izquierda del centro y seguimos el sendero hasta este conjunto monástico, fundado por San Kevin en el siglo VI. Como os podéis imaginar, está prácticamente todo en ruinas. IMG_5228-min Aún así, algunas capillas y la Torre Circular, tan típica de los monasterios irlandeses, se encuentran casi intactas. Vale la pena fijarse en los detalles de las tumbas y de las capillas en ruinas ya que algunas datan de los siglos XI y XII. IMG_5230-min
Como curiosidad las torres circulares son el doble de anchas en la base que altas, un cálculo arquitectónico que explica porque muchas todavía siguen en pie. A pesar de ello, muchas torres carecen de su pináculo, ya que la intemperie y los rayos han hecho estragos, aunque la torre de Glendalough no corrió esta suerte y puede verse entera.
Ha sido todo un lujo poder visitar Glendalough antes de que llegarán los autobuses de excursiones y tours, ya que prácticamente hemos estado solos. De hecho, cuando volvemos de nuestra excursión por los lagos, la cosa ha cambiado totalmente y creo que, de haber llegado más tarde, habría desvirtuado muchísimo la experiencia, ya que un sitio tan pequeño y místico gana mucho en silencio. IMG_5234-min A unos 20 minutos andando del monasterio de Glendalough se encuentra el Lago Inferior, cuya orilla recorremos por un encantador camino de tablas de madera. IMG_5238-min IMG_5237-min Llegamos al aparcamiento del Lago Superior. Desde aquí salen diversos senderos que llevan a las montañas alrededor del lago. IMG_20170808_091831-min Nosotros empezamos el recorrido por la línea que nos lleva a otra iglesia en ruinas, la iglesia de Reefert, para luego seguir hasta la zona sobre el lago donde se supone que se estableció el primer ermitaño y fundador del monasterio de Glendalough, San Kevin. IMG_5243-min Desde aquí, seguimos ascendiendo hasta que llegamos a la entrada de un bosque dónde empieza un camino (marcado en los mapas del parque en blanco y rojo) hecho de estrechos peldaños de madera que sube la montaña. IMG_5245-min La ascensión es durilla, pero las vistas al lago una vez que se despejan los árboles y has llegado a la parte de arriba del acantilado son sobrecogedoras. Este camino sigue ascendiendo y le da la vuelta al lago por el otro lado en unas 4 horas de caminata. Como no disponemos de tanto tiempo ya que esta tarde tenemos previsto ir a Cashel decidimos seguir por el borde del lago en las alturas hasta que llegamos a su extremo más al norte y luego deshacemos camino en lugar de seguir la ruta circular. IMG_5247-min IMG_5251-min Llegados al punto de inicio de las rutas roja y blanca, nos desviamos esta vez por la ruta rosa, que lleva al mismo aparcamiento del Lago Superior, pero esta vez por la cascada de Poulanass. IMG_5267-min Llegados a este punto, nos quedan unos 30 minutos para llegar al coche, que hemos dejado en el aparcamiento del conjunto monástico de Glendalough. Aceleramos un poco el paso aquí, ya que son ya las 13h y, después de tanto caminar, aprieta el hambre. Cuando llegamos, nos instalamos en uno de los muchos bancos (también hay mesas de picnic) alrededor del centro de visitantes y nos comemos los sándwiches que compramos ayer en Tesco antes de volver a coger el coche. Glendalough y esta parte de las montañas de Wicklow han sido nuestro primer contacto con la naturaleza irlandesa y esto promete.

Rock of Cashel: cómo llegar y visita a las ruinas

Son las 14h30 y nos espera una buena tirada para llegar a Cashel. Si tuviéramos más días seguramente habríamos ido a Kilkenny, una pequeña localidad medieval donde ver un restaurado castillo normando o pasear por sus apacibles canales. Pero tenemos que ajustar el itinerario al tiempo disponible y decidimos por ir directamente a Cashel. Son 159km que equivalen a unas 2h de camino. Como ya os hemos comentado, las distancias en Irlanda prácticamente equivalen a minutos si no son por autopista. En este caso, nuestra ruta discurre por la R756, R758 y continúa por la R411 y la R413 hasta unirse a la M7 a la altura de Kildare, cuando la carretera mejora sustancialmente y ya se puede ir más relajado. Hasta Cashel, nos cobran un solo peaje de 1,90€. Llegados a este pequeño pueblo en el condado de Tipperary, es muy fácil ubicar su principal atracción: la Roca de Cashel, un montículo en cuya cima se conservan las ruinas de un antiguo castillo reconvertido en conjunto monástico. La Roca de Cashel es también conocida como Cashel of the Kings (cashel en gaélico significa fortificación, por tanto, fortificación de los reyes), a pesar de que los reyes de Munster donaron el castillo de la iglesia católica en el siglo XII y, por lo tanto, la mayoría de ruinas pertenecen a edificios religiosos construidos a posteriori en los siglos XII y XIII. Y por si le faltaran nombres, la Roca también es apodada «de San Patricio», ya que se trata del enclave en el que San Patricio, portador de la cristiandad a Irlanda, convirtió al rey de Munster en el siglo V. Ha estado nublado todo el día y es aparcar el coche a los pies de la Roca de Cashel y que empiece a caer un chaparrón, así que no perdemos tiempo y subimos colina arriba hasta refugiarnos en el interior. Las entradas a la Roca cuestan 8€ e incluyen una visita guiada de 45 minutos (opcional). Si tenéis la Irish Heritage Card, no tenéis que pagar nada. De junio a setiembre, abre a diario de 9h a 19h (hasta octubre cierra a las 17h30 y el resto del año a las 16h30). Parece que estamos de suerte y en los 10 minutos que tarda en empezar la siguiente visita guiada a las 17h, se despeja el cielo y parece que podremos visitar las ruinas sin mojarnos. O con la que nos ha caído encima, por lo menos nos dará para secarnos un poco. La visita empieza por un gran salón reconstruido, que emula lo que pudo haber sido la sala principal de la fortaleza de los reyes de Munster. Es el único vestigio de la época real de Cashel y todas las demás ruinas pertenecen a edificios religiosos construidos por los monjes a quienes se legó la Roca en 1101. IMG_5274-min Continuamos la visita el la cruz celta de San Patricio (una réplica, la original se encuentra en el pequeño museo que se encuentra en la planta inferior del edificio por donde hemos entrado para protegerla de la intemperie). La cruz conmemora la conversión de los reyes de Munster al cristianismo por parte del patrón de Irlanda en el siglo V. Seguidamente, nos refugiamos un poco del viento en la catedral, una nave cruciforme con una alta torre central en ruinas. IMG_5303-min Salimos por el otro lado de la catedral para rodear las ruinas entre las tumbas del cementerio, donde se encuentran lápidas del siglo XVI hasta fecha de hoy. Desde aquí tenemos las mejores vistas hacia Devil’s Bite, un hueco en las montañas de donde dice la leyenda que proviene la Roca de Cashel, y de la Torre Circular, otra de las torres irlandesas que se mantienen en pie a día de hoy y cuyo pináculo se mantiene todavía intacto. IMG_5299-min Al otro lado de las ruinas, llegamos a la capilla de Cormac, consagrada a principios del siglo XII y recientemente restaurada. Se trata de una pequeña capilla de estilo románico en la que destacan los adornos de sus arcos, los restos coloridos de sus frescos y un sepulcro con adornos vikingos, uno de los pocos que se conservan en el país. IMG_5288-min IMG_5290-min

Las mejores vistas de Rock of Cashel desde la abadía de Hare

Hasta aquí la visita guiada de la Roca. Nos quedamos un rato más para disfrutar de las ruinas más detenidamente y, aprovechando que ya no amenaza la lluvia, decidimos andar y tomar algo de distancia de la Roca para admirarla desde abajo. Las mejores vistas de la Roca de Cashel se obtienen desde las ruinas de la vecina abadía de Hare. IMG_5318-min Para llegar a ellas, al salir de la Roca, hay que bajar la colina dejando atrás el pueblo. Enseguida veréis las ruinas de la abadía. Podéis saltar el pequeño muro que separa la parcela de la carretera (nada fuera de lo normal, los locales hasta pasean a sus perros por esta zona) y cruzar el pasto hasta los restos del edificio. Las vistas de lejos son espectaculares: espléndidas en el cielo despejado y a la vez algo sombrías por la cantidad de cuervos que sobrevuelan la Roca. IMG_5312-min

Alojamiento y comida en Cashel

Son ya las 19h y es casi hora de presentarnos en la casa de nuestro anfitrión de Airbnb, que nos alojará en una casa de campo a 10 minutos en coche de Cashel. Al llegar, flipamos un poco con la casa: papel pintado de terciopelo rojo, moqueta gruesa nivel «se me hunden los pies», fotos de estudio de familia numerosa, plegarias y recuerdos del Papa Juan Pablo II… Todos los clichés que os podáis imaginar de la Irlanda profunda reunidos en un pasillo. La habitación, genial, tal y como en las fotos de la página con baño ensuite. Nuestro anfitrión, un irlandés de unos 70 años, nos da la bienvenida y hasta nos invita a un té antes de que salgamos de nuevo a cenar a Cashel. De hecho, seguimos las recomendaciones de nuestro anfitrión y nos vamos al Cellar Bar, el restaurante del Hotel Bailey’s: salmón con verduras al horno y bacalao con risotto al limón. Estamos ya llenos con el pescado fresco pero ha sido tan delicioso que no podemos resistirnos a compartir un postre de tarta de queso con lima. La cuenta nos sale por 40€, lo cual se sale del precio al que nos hemos limitado estos días, pero teniendo en cuenta que hemos comido de sándwiches por 3€, tampoco nos salimos de nuestro presupuesto diario de comidas. IMG_20170808_211549 A la mañana siguiente, al despertarnos, nuestro anfitrión nos ha preparado un desayuno de lo más completo: tostadas con mantequilla, mermelada, delicioso queso cheddar y jamón. Pero si ayer ya alucinamos con la estética de la casa, nuestra conversación matutina con él ya nos gira todos los esquemas. El caso es que en la cocina, el hombre tiene colgado un cartel publicitario de una compañía lechera con la marca escrita en letras latinas, pero también en alfabeto árabe. Desentona con el epítome irlandés del resto de la casa, ¿no? Pues resulta que el hombre nos cuenta que una compañía saudí compró la empresa de lácteos donde trabajaba en la costa de Antrim (cerca de la Calzada del Gigante, que visitamos hace unos días) y entonces se le planteó un dilema: perder su trabajo o irse a vivir a Arabia Saudí con su mujer y sus cinco hijos. Escogió lo segundo y vivió 30 años en la península arábiga hasta su jubilación. Y de ahí, la conversación se volvió apasionante, con relatos de su vida familiar y viajera que desencajan totalmente con la decoración profundamente conservadora y tradicional de la casa en la que nos alojamos. Son precisamente este tipo de experiencias las que nos llevan a recomendar tan encarecidamente que los viajeros se alojen y se atrevan a entablar conversación con gente local: si hay millones de sitios del mundo por descubrir, también hay infinidad de historias que escuchar. Si todavía no conocéis Airbnb y os animáis a probarlo, os dejamos un link con un descuento de 35€ en vuestra primera reserva. ¡Seguimos nuestro itinerario hacia Cobh, Cork y el castillo de Blarney en nuestra próxima entrada!

En resumen:

Ruta por Irlanda e Irlanda del Norte en 11 días

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